Turco
El sol insomne y nosotros bajando el San Cristóbal fuimos acompañados por el turco. Conocedor del terreno, guía sin sueldo, mordía temores sacándolos de nuestra cabeza. Fueron casi 50 minutos con su compañía. El recorrido duraba una hora.
Nos giramos para ver si aún nos seGUÍA, para ver si aún nos reía con el batir de su rabo, pero ya no estaba, había cumplido su ruta.
El turco, el mestizo, el mejor amigo del hombre que cuidó nuestro descenso cuando el sol dejó de hacerlo, nos endilgó justo hasta donde sabía. Rodeado de gente completamos el viaje a la planicie de bellavista. Siempre lo supo. Siempre lo hará.
Nos giramos para ver si aún nos seGUÍA, para ver si aún nos reía con el batir de su rabo, pero ya no estaba, había cumplido su ruta.
El turco, el mestizo, el mejor amigo del hombre que cuidó nuestro descenso cuando el sol dejó de hacerlo, nos endilgó justo hasta donde sabía. Rodeado de gente completamos el viaje a la planicie de bellavista. Siempre lo supo. Siempre lo hará.
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