8:8 grados para creer



La abrase tan fuerte como si fuera la última vez. Sujete nuestros corazones al dintel de la puerta de la pieza del segundo piso e intente detener los latidos que empezaban a perder su ritmo normal. Mientras caían las botellitas de adorno a la angosta escalera recordé el libro de libros y sus certezas y pensé ¿Quien oso retratar tan fielmente los últimos días?:

“Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.”
Apocalipsis 16:18

Mi chica se aferro a mi cintura con sus brazos y el brusco movimiento nos azoto juntos. Mi otro amigo, afirmado de la otra puerta, balanceaba sus deseos de que todo terminara. Las ampolletas no pudieron seguir viendo el triste espectáculo y cerraron sus ojos al escuchar las alarmas de los autos que clamaban al cielo. Minuto y medio que la tierra nos tomaba de los hombros y nos decía que los hombres no somos dueño de nada y yo deseaba que mi amada fuera creyente para que tuviera la calma que yo tenía. Tras las primeras sacudidas, el dueño de casa bajo corriendo a ver a su madre enferma pisando los escalones que ondulaban ferozmente. Tranquila que todo va a pasar le decía yo una y otra vez a mi chica que apegada a mi pecho mencionaba a su familia y al miedo de ellos a estos momentos. Tranquila que todo va a pasar pensé al recordar nuevamente el libro profético.

La oscuridad, los gritos que parecían salir del hades, el oleaje incesante del suelo y la desesperación comenzaron a detenerse solo después de 120 segundos del inicio de la “advertencia”. Todo volvió a su centro. Bajamos rápido pero cuidadosamente al primer piso esquivando las lágrimas convertidas en vidrio roto. Respiramos.

Apagamos el gas, la luz, cortamos el agua, recogimos un poco las consecuencias esparcidas por cada rincón y nos sentamos a mirarnos y a liberar palabras. Luego, tratamos de comunicarnos con los nuestros pero no hubo señal. Así hasta después de media hora. Un “estamos bien” del otro lado de la línea calmo las ansiedades. El dueño de casa nos paso unas frazadas y tras aguantar unas cuantas replicas en el sillón del living nos fuimos a acostar para tratar de dormir.

Nos tendimos. Volví a abrazar a mi chica, la volví a apretar a mi pecho y al cerrar mis ojos también volví a recordar el versículo…

“Cuando estas cosas comiencen a suceder, anímense y levanten la cabeza porque su redención se acerca"
Lucas 21:28

Descanse.
Solo por unas horas.

Comentarios

no debemos aferrarnos a la tierra, porque somos peregrinos. Cuando se tiene Fe en la proteccion y soberania de Dios, se tiene una paz que siobrepasa el entendimiento humano.., mas aun, al ir madurando en esta FE se va perdiendo el temor a la muerte hasta incluso llegar a desearla, porque sera el gran dia que vere a Mi creador, mi verdadero Papa cara a cara. Vivir es Cristo y morir es ganancia....

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