VIDAS PARALELAS ( la conversion de ricky )



Sin saber su nombre, Víctor, escudriño los bolsillos de la chaqueta húmeda de Roberto. Encontró solo mil 200 pesos. Al llegar al paradero, bajó, miro los metales, el papel, y se acerco a un kiosko a comprar el matutino que en grandes caracteres sacaba del anonimato sexual al cantante. Se enteró de eso, de la expulsión del crá y retomo otro microbús para seguir en lo suyo.

Mistika, a minutos de levantarse, enchufó la plancha, aliso su pelo, delineo su oscura mirada, guardo el mp3 que entonaba a su cantante favorito, y sin decir nada salió corriendo para no sumar su decima anotación en la libreta.
Roberto, tomo una aguja, hilo y trato de remendar el bolsillo de su chaqueta. Tras ponérsela, de pie, abrazo la taza de té ya casi fría con sus manos, suspiro y luego apagó el televisor que ensalzaba la decisión del artista. Antes de salir, cerro sus ojos, agradeció a Dios por el nuevo día, beso la foto de su fallecida amada, de sus hijos y poniendo candado a su reja, subió a su bicicleta y partió.

Ricardo, dos días antes de su decisión, reviso su pasado y presente, los beneficios y costos que traería, converso con su pareja, lo abrazó, sonrío, lloró, miro la foto de sus hijos y volvió a llorar. Se sacaba un peso de encima. Una bendición de dios, imaginó. Besó, ahora, a su querido, busco un lápiz y una hoja y redactó la confesión.

Edwards, tarde por la noche, llego a su casa, en silencio se acostó y tomo su netbook. A pocos clicks abrió los ojos y de inmediato llamo a Juan José. En grande y roja, con una foto de archivo, en portada y contraportada fueron las instrucciones. Batatazo, pensó. Inquieto y sin apagar el pc giró el dimer bajando la intensidad de la habitación y empezó a besar el cuello de su esposa.

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